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Opinión 51
Escritos publicados en Opinión 51
El chiste es saber leer la bola, explican los iniciados, y yo me doy a la tarea de buscar cómo salir de ese analfabetismo.
¿Quién necesita un manual cuando se puede confiar en la intuición, en lo amigable del producto, en el ensayo y error?
¿Quién enseñó a leer a los Reyes Magos que entienden todos los idiomas, saben del alma de los niños, sus luces y sus sombras, y comprenden mejor que nadie las rutas del cielo?
Las aves, en su travesía, cartografían el mundo de maneras que siguen investigando y en su vuelo nos recuerdan que la naturaleza tiene un alfabeto solo que ellas pueden leer.
El sistema Braille es un alfabeto compuesto por 63 caracteres, formados de uno a seis puntos, que dispuestos de distintas maneras e impresos en relieve forman un lenguaje que puede ser leído por el tacto.
En México, se dice que la noche del primero de noviembre se abre un portal dimensional para que los muertos puedan regresar al mundo de los vivos; justo en esa fecha es cuando sucede la celebración del día de muertos.
Cuando escribo y leo cáncer lo hago con la C de compasión porque la C de ese cangrejo es un cañonazo que pide reflexionar sobre la fragilidad de la existencia.
En un discurso todo cuenta: el lugar, la vestimenta, el público, el lenguaje corporal, la entonación de la voz, las pausas estratégicas, el público y, por supuesto, el contenido.
Antes de trabajar la madera, se necesita leerla, ver la veta y dejarse guiar para saber hacia dónde ir.
Otra vez me siento como en la secundaria frente a la constitución, perdida y urgida de un experto que me guíe no sólo en lo que dice, sino en sus consecuencias y sus aplicaciones en la vida diaria.
Cuando yo nací mi abuelo tenía 56 y desde ese día hasta que murió a los 98 lo vi viejo y apuesto. Vestía traje, adornaba su corbata con fistol, acompañaba los suéteres con gazne.
Supe de ella como personaje antes que de ella como escritora. La mujer, la catedrática, la embajadora, la divorciada, la valiente, la suicida, la distraída, la accidentada.
Me caen mal los volantes impresos a todo color que se acumulan en el buzón para vender, la mayoría de las veces, asuntos que no son de mi interés.
En el primer recetario llevaba ya varios movimientos de pantalla y apenas íbamos en que en Galicia antes se hablaba gaélico porque fue un asentamiento celta en la edad media.
Leer el futuro es como cualquier otra lectura, depende del estado anímico y sujeta a la libre interpretación del lector casi de manera independiente de lo escrito.
El viento es determinante a la hora de planear las construcciones por alturas, corrientes; también influye en el crecimiento de los árboles.
¿Qué libro recomiendo a un infante? Depende de quién estemos hablando. Pero una manera de resolver esa comisión es poner las palabras claves en un buscador.
Desde que leo con los oídos sobre su vida, la mía ya no importa y solo quiero saber qué fue de la suya.
es pertinente hablar de LAS MUJERES dando espacio a la pluralidad de realidades y sentires, explorando más lo específico que lo genérico.
Los árboles parecen seres solitarios, pero están unidos por una red micelar de raíces y otros seres vivos que los conectan por debajo de la tierra.
Somos nosotras las interesadas en reconocernos a nosotras mismas, en ser parte de la narrativa contemporánea que nos incluye, y que incluso nos exige participación plena.
Los niveles de insulina no solo afectan el nivel de glucosa en sangre y la posible diabetes, sino la salud de todo el organismo.
Hay que aprender a leer al enemigo, me dijo el profe. Paré el juego boquiabierta. ¿De qué hablaba? Sí hay que controlar la bola, sí hay que medir la fuerza, sí hay que saber dónde poner el saque.
El juego de futbol americano se lee y apenas el primero de enero del 2024 me fui enterando. Otro tipo de lectura en la que soy absolutamente analfabeta. No tengo vocabulario ni contexto.
El oleaje se lee y quienes nos relacionamos con el mar aprendemos a descifrarlo en medio de sus brillos adiamantados, sus columnas de sol y los espejismos que crea.
Con esa visita al jardín botánico de Montreal aprendí que las calabazas son textos vegetales y que los seres del bosque que se paseaban por ahí para saludar a los visitantes
Me fascina el otoño. Todo él, la temperatura, la modificación en el tono de la luz, los frutos de la época, el día de muertos, el día de gracias, el cambio de las hojas, la ropa más cobijadora, las sábanas gruesas.
De entrada, compramos una pipa de cuarenta mil litros para enfrentar el desabasto. Pero no hay fondo que alcance para estas emergencias que se convertirán en lo cotidiano.
Estamos frente a una historia que está por escribirse y que se podrá leer en unos años como una tragedia de la que, a pesar de todo, y con ayuda de muchos, salimos victoriosos.
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